Sólo nada el nadador, porque nunca nada el suicida.
Sol o nada es su elección en el océano de seres.
O sea, no quiere ser ese que es.

martes, 11 de octubre de 2011

Sin fuerzas


Estoy sin palabras. Me gustaría volver a mi esencia corrupta y pestilente, pero la falta de monóxido en mis venas convierte mis movimientos en fugaces caricias. Ya no logro pudrir tu cerebro con imágenes que te masacren la vista y te pulvericen los pulmones... todo es una bruma de colores densos que no disipan los pensamientos que me acorralan y que se incrustan en mi piel como agujas de un vestido a medio hacer.
Podés escuchar mi respiración estertórea que silba en tus oídos y revienta tus tímpanos para captar el silencio de la mediocridad que te envuelve y por fin sentir el vacío de mi ser en la fluctuante existencia sobre la marea salobre.

viernes, 22 de abril de 2011

Hace años y hoy también


Esa noche lloró sangre. Luego lo arrastraron a la celda, donde le perforaron la cabeza con una corona de espinas y patada tras patada lo dejaron exhausto sobre el suelo. Una vez sentenciado por políticas de poder, los látigos abrieron surcos en su espalda y profundizaron las heridas que ya sangraban. Pusieron vigas sobre su cuerpo que tuvo que cargar por kilómetros, con sus piernas que temblaban por el esfuerzo y sus pies que se arrastraban sobre el terreno pedregoso, que iba absorbiendo la sangre que manaba de la carne abierta.
En el lugar incrustaron clavos en sus muñecas y en sus pies. Lo izaron y lo dejaron ahí arriba agonizante. Tuvo sed y su garganta fue traspasada por un líquido ácido. Una lanza le perforó el pulmón y cada vez que tomaba aire un ramalazo eléctrico corroía sus centros sensitivos.
En la hora pudo ver a la serpiente que jugaba con sus hermanos y los mataba de hambre, en guerras, con gobiernos... Ya volvería para cercenar la cabeza ponzoñosa. Cerró los ojos y el animal de conciencia bífida ya había perdido parte de su poder.

jueves, 14 de abril de 2011

Abajo

Quiero sentir la nebulosa que va cubriendo mi cabeza, que mi mente se evapore con cada susurro, que presione sobre mi vientre entumecido y poder sumergir la existencia en vegetaciones microscópicas para sorber la savia en intenso rojo de pesadillas fulgurantes que reviven el terror que veo en mis propios ojos.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Ellos están afuera

Me volvieron a encontrar. No es imaginación mía. Estoy segura. Todavía no pude verlos, pero siento el movimiento imperceptible de sus extremidades. Sól falta escuchar el chillido, como una i corta, repetitiva y aguda.
No sé cómo hicieron, pero me ubicaron, como si fueran espías, agentes disfrazados o pequeños móviles controlados a distancia.
Son una amenaza oscura, que aletea en mi ventana, cuyos ojos de roedores reprimidos se convierten en ciegos peligrosos que llevan látigos cercenantes.

martes, 8 de febrero de 2011

Lo que no puedo decir

Hay diferentes clases de miedos y todos tenemos alguno especial que no podemos expresar, incluso somos incapaces de asumirlo interiormente.
El cuchillo que cercena nuestra cabeza que cae con ímpetu sobre el suelo. Imagen poderosa que ronda nuestra mente. Genera una sensación de asco, pero no apela a eso que escondemos.
Los miedos más fuertes son aquellos relacionados a eventos cotidianos. ¿Qué es lo que no digo?
Un hotel lleno de espectros, un océano sin fondo y oscuro, una caída abismal, un desconocido que me ataca... la sombra de la guadaña que se refleja frente a mis pasos.
Insisto... ¿cuál es mi miedo? ¿soy capaz de mirarme al espejo y enunciarlo sin titubeos?
Puedo observar mis ojos reflejados, ver la mirada espectante, la boca que se entreabre, un leve sonido que parece que comienza a surgir y la nada se materializa en el aire evaporado. Es demasiado el poder que puedo otorgar al nombrarlo.

lunes, 7 de febrero de 2011

La insensibilidad absoluta

Puedo sentir que mi cuerpo se desintegra ante cada tacto. Es una piedra fría, sin sentidos. Se convierte en polvo.
Puedo pensar en desactivar mis emociones. Las ideas mudas en una boca muerta. El pulso convertido en una línea mortal.
Puedo inducir mi juego estratégico de torsos rebeldes e inadaptados, de rojos furiosos y olores purulentos.
Puedo gritar mi inexistencia a través del fluir de los sentidos y volverme una convulsión efímera de falsas creencias incorporadas en una infancia plagada de aullidos terroríficos.
Puedo creer que existo mientras mis células se integran al suelo ficticio.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Una noche en el monte Calvo

Avanzo por el camino que se adentra en la montaña. Mientras sigo subiendo, veo cómo el sol se pone rojo y se va colocando tras la última cima. Falta poco, pero la oscuridad lo va a invadir todo en mitad del trayecto. Cuando llegue, el hotel estará sumergido en plena noche y los árboles se inclinarán sobre la ruta como sombras amenazantes que querrán engullir el auto que manejo.
Mis pensamientos comienzan a divagar. Las luces sobre el asfalto me hipnotizan y los recuerdos aparecen sin que sean solicitados. Veo la playa con su arena mojada por las olas que se lanzan sobre la costa. Puedo sentir mis pies que ingresan en el agua fría que avanza sobre la piel de mis piernas y luego de mis muslos. Cada ola que aparece son centímetros de mi cuerpo comidos por el líquido acuoso y mi inconsciente sigue internándose en el océano que tanto teme.

martes, 18 de enero de 2011

Hacia el final

Si tengo que morir, quiero hacerlo con una exhalación, que la vida se evapore con ese aire expulsado en un solo movimiento.
No quiero escuchar gritos ni ruidos desconocidos, sólo percibir un murmullo oceánico que inunde mis oídos, que las imágenes se apaguen marcando con señales de interferencia que el espíritu ya no está.
Si tengo que morir, quiero hacerlo a mi forma y, en realidad, no irme nunca.

viernes, 7 de enero de 2011

Nuevo espacio

Muestro la mitad del comedor, porque es lo que está acomodado.

Empiezo el año en mi espacio elegido. Sé que el camino sigue y voy avanzando con pasos firmes. Siento que las cosas surgen solas, sin esperarlas. Sin embargo, es cierto que hubo esfuerzo y garra. Me moví tranquila, confiada en que todo sigue su cauce normal, que podía ayudar, pero no forzar... y mantengo el ritmo. Ahora las circunstancias me fluyen y yo las sigo, o en realidad marco el rumbo y las corrientes me llevan.


miércoles, 5 de enero de 2011

Viaje en una estrella


Desde mi ventana contemplo la ciudad desde una nueva perspectiva y el cielo nocturno brilla entre nebulosas y aviones que cruzan el horizonte. Miro con ansiedad hacia afuera, esperando ver una estrella que sobresalga con respecto a las otras. Sigo observando en espera de una señal.
Hoy a la noche llegan mis reyes magos. Siento en el aire el perfume del incienso, junto con un fuerte olor a rosas. Sé que están cerca.
Tengo en mi interior un deseo muy fuerte, un sueño, un imposible. Coloco mi pedido sobre mis sandalias rojas e imagino el don recibido. Quizás me traigan otro regalo... mejor, menos esperado. Siempre hay un obsequio, que me impregna y me sumerge en este día especial.
Mañana... mañana abriré los ojos hacia un nuevo acontecimiento.