Si tengo que morir, quiero hacerlo con una exhalación, que la vida se evapore con ese aire expulsado en un solo movimiento.
No quiero escuchar gritos ni ruidos desconocidos, sólo percibir un murmullo oceánico que inunde mis oídos, que las imágenes se apaguen marcando con señales de interferencia que el espíritu ya no está.
Si tengo que morir, quiero hacerlo a mi forma y, en realidad, no irme nunca.
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