Sólo nada el nadador, porque nunca nada el suicida.
Sol o nada es su elección en el océano de seres.
O sea, no quiere ser ese que es.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Te estoy esperando

Él la observaba desde la oscuridad. Podía contemplar el pulsar sangriento de la yugular abierta a causa de su mordida. Disfrutaba de esos últimos instantes de la presa, cuando todavía tenía control sobre su cuerpo para terminar en una convulsión con la mirada centrada en la nada. Siempre intentaba captar ese intervalo etéreo cuando la pupila se convertía en un cristal inexpresivo, mientras sus ojos inyectados aullaban de furia y de placer.
Sin embargo, esta caza había sido diferente y su presa se deslizaba hacia el piso. Casi sin fuerzas intentaba escribir con su propia sangre. No podía leer a la distancia. Se acercó con sigilo. Desde el asfalto surgía la frase: "Que su nombre sea..." Cuando terminó de escribir el nombre, percibió que la mujer inspiraba y, con una aceleración imprevista, giraba sobre su espalda y de un manotazo se quedaba con su ojo en la uña.
Él se agarraba la cara con horror, la mujer desfallecía sobre el charco de sangre y Caleb se retorcía en el vientre materno.

martes, 23 de diciembre de 2008

Feliz Papa Noel para todos


Todos los años pido los mismos deseos generales: paz en el mundo, que la gente tenga trabajo y lo dignifique, que la honestidad invada todos los corazones, junto con mis deseos personales: un trabajo mejor, donde el sueldo sea un reflejo de mi esfuerzo y mi capacidad, y no sólo una variable económica de la situación del país, dedicarme a lo que realmente quiero (y todos saben), mi escritura, y un hombre con quien el amor no sea un juego de estrategias; y otras cosas más.
De repente cuando me senté antes, había escrito algo más banal relacionado con el sexo y me di cuenta de que estaba haciendo lo que hago siempre. Estaba bueno, pero no era exactamente lo que quería decir. Decidí cambiarlo y no me gustó tener que hacerlo. Así surgió mi deseo de este año, simple y categórico:
Quiero descubrirme a mí misma.
Bueno, en realidad, es complejo y laberíntico.
Espero que cada uno elija el suyo y lo convierta en realidad.
FELIZ AÑO Y ÉXITOS
La vida siempre es un paso más allá de la muerte (perdón, tenía que agregar mi toque personal).

domingo, 14 de diciembre de 2008

Caperucita Rota


Esta noche quiero contarles un cuento para que puedan ir a dormir y soñar tranquilos sin escuchar a los murciélagos que intentan entrar por la ventana cada vez que se oculta el sol.
Me imagino que todos se acuerdan del cuento popular de Caperucita y el lobo (no, no, ésa es la versión de la Ciccolina) y todos suponen que tuvo un final feliz. Craso error. ¿Cuántos años tenía Caperucita? ¿Y el final feliz es "...vivió con su familia por siempre feliz"? Ésa es una idea retorcida de felicidad.
Imaginen... luego de una experiencia tan traumática, no podía salir de la casa y quedó en una infancia eterna. Además, después de que el lobo se la metió toda entera, tuvo que ir por años al psicólogo. Y así vivió por décadas: con su familia y sin poder dar un paso sola fuera de su casa. La casa se la habían regalado Hansel y Gretel cuando metieron a la bruja en el horno, así que estiraba la mano y comía chocolate todo el tiempo, mientras miraba La familia Ingalls por televisión.
Ah, la abuela se murió de inanición, porque la única que se ocupaba de ella ya no podía ir. Subsistían con la plata que traía el padre que era leñador, pero la guita desaparecía en manos de los familiares maternos que eran unos vividores, por un lado, y en los obsequios que recibían las amantes de su padre, por el otro. Y ella seguía absorta en el televisor, porque prefería no ver la miseria humana que la rodeaba.
Pero un día dejaron de pasar La familia Ingalls y se pudrió de la boludez ajena. Decidió que era preferible enfrentar al lobo y no tolerar comentarios o actitudes, que si bien no representaban violencia física como el animal salvaje, sí horadaban su espíritu y carcomían cada célula que hubiese podido desarrollarse en su cuerpo.
Miró a su papá que estaba en el sillón durmiendo cual Homero Simpson y pensó: "No necesito de tu plata para ser feliz". Luego dirigió su mirada a la cocina, donde estaba su mamá haciendo la comida y con un vaso en la mano: "No necesito sentirme necesitada para ser feliz". Mientras se dirigía a la puerta se encontró con su hermana mayor y también pensó: "No necesito tu mirada aprobadora para ser feliz". Tomó aire y se sintió liberada.
Todas las personas precisaban que ella fuese así. Por eso debía desprenderse de todos esos condicionamientos y para eso tenía que abrir la puerta y caminar por el sendero del bosque. En el jardín delantero se tropezó con su hermana menor que estaba tirada en el pasto pintando con crayones. No pensó nada; quiso decir algo, pero prefirió asumir su decisión sin hacérsela cargar a nadie.
La primera noche durmió en el bosque arropada por una leve manta. Todo oscuro, ruidos extraños, movimientos desconocidos... la invadió el miedo, pero finalmente pudo dormir un poco a la mañana. Ya más tranquila siguió su caminata y estaba tan bien, tan segura, tan fuerte, que comenzó a cantar... Nunca había cantado así: con espontaneidad, con alegría, con estilo. Escuchó que su voz salía con onda y empezó a bailar; primero sus pies se movieron dando pequeños saltos hacia un lado y hacia el otro; luego fueron dibujando raras coreografías. Algo agarró su hombro y se paralizó.
Cuando la dieron vuelta, se encontró con un lobo feroz que le enseñaba sus dientes... pero tenía los ojos cerrados. En realidad, al abrirlos el lobo se convirtió en un hombre. Escuchaba que sus palabras decían que se había enamorado al escucharla cantar y verla bailar, que no entendía qué hacía con ese show en el bosque donde nadie podía disfrutarlo, que fuera con él a la ciudad, donde podrían vivir juntos y ella podría hipnotizar al mundo entero.
¡ÉSTE ES UN FINAL FELIZ!

lunes, 1 de diciembre de 2008

Sirius, negro y negro

Sé que estás con Felipe jugando a las escondidas. Te debe haber recibido con un zarpazo juguetón. También están Diomedes y Dantón. Arriba del techo están Mario, Chatrán, Micky con toda la pandilla. Son las mascotas del 609. No te sientas solo. Estuvimos ahí cuando cerraste los ojos y ahora al abrirlos estás rodeado por todos ellos. El dolor ya pasó y podés tomar toda el agua que quieras, tenés leche fresca y carne picada. Ahí llega Mariano que dice: "No hay ninguno como Diomedes", pero cuando te conozca, va a decir: "La pucha, sí que es inteligente". Y de repente se va a encontrar tirado en el piso, mientras ustedes le llenan la cara de lenguetazos. Y va a tratar de taparse, pero la risa no lo va a dejar. ¿Viste que también es divertido jugar ahí?

viernes, 31 de octubre de 2008

Moda, chicos y películas de terror

El otro día fui a comprar algo a Unicenter. En líneas generales, mis recorridas por el shopping son rápidas, fugaces y lineales. Yendo directo al negocio que quería, miraba las vidrieras que pasaban raudas a mis costados. De golpe me encontré con una casa de ropa para chicos que mostraban sus diseños en unos bebés de juguete, que no eran como los angelitos de mi infancia, ni siquiera eran gremlins. Eran una mezcla de éstos con ET. Bueno, hasta ahí uno podía pensar que era lo único que tenían a mano, porque no creo que quieran presentar esa figura infantil como su imagen corporativa. Pero dos pasos más aparecían chicos más grandes convertidos en maniquíes. La asociación fue instantánea: "Hi, I'm Chucky. We're friends 'til the end." Miro el cartel del negocio: Cheeky. ¿Casualidad? I don't think so.

Sigo caminando y veo unos chicuelos esponjosos. Deformes y volados. El lugar era Juego de Pulgas. La oferta de marketing no estaba mal, pero igual mi imaginación me hizo reír mucho. Una de dos: o se habían fumado un porrito o se habían ahorcado. La blancura se la piel daba a pensar esta última opción, aunque la hinchazón que sufrían evidenciaba una muerte por sumersión.

Ya llegando a mi destino me tropiezo con nenes más normales, pero albinos. ¿Dónde? En un primer momento, pensé que se trata de un negocio de chicos. No, era Zara. Ya me imaginaba a centenares de mujeres que después de su jornada laboral en la oficina pasaban por Unicenter a comprarse una pollera para el día siguiente. Entraban al local, pero antes cuando observaran a esos niñitos dulces y blancos irían a suponer que combinaban muy bien con la colección de verano y volverían a sus casas pensando que mañana pedirían turno con el estilista para que tiñera las cabezas de sus hijos. De esa forma, ella podría salir por la calle en concordancia con la nueva imagen que, en realidad, es una versión aggiornada de El pueblo de los malditos.

Mientras caminaba, imaginaba todas estas desconexiones y me reía sola. ¡Qué idea tétrica tienen los negocios de moda con respecto a los chicos! Ni que fuera yo su asesora de imagen. Y trataba de captar el objetivo oculto de todo eso y de repente: Chucky, ahorcados y El pueblo de los malditos. Faltaban días para Halloween. Dentro de unas semanas, el shopping estará decorado para Navidad y los chicos tendrán cabeza de reno.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Una noticia más


Las chicas estaban nerviosas, porque tenían la prueba de fin de año. Algunas tenían un cansancio mortal, porque habían estudiado toda la noche. Otras estaban absortas en su propia estética que habían expuesto en la fiesta de la noche anterior. Se habían divertido a mil.

Sin embargo, ninguna se percató de la ausencia de Yanina. No era normal que faltara al colegio, pero era lógico o posible que después de una fiesta como la de anoche no viniera. La habían visto tomando un trago de color azul, un vaso tras otro. También la habían visto riéndose a las carcajadas con un grupo de chicos. Pudieron verla bailar desenfrenadamente. Pero después ya ninguna podía siquiera acordarse de lo que había hecho cada una.

Mientras sus amigas estaban aburridas escuchando la clase de arte, el cuerpo de Yanina se encontraba semidesnudo sobre el piso de una casa abandonada y destruida. El artículo del diario era escueto: "Fue encontrado el cuerpo de la adolescente desaparecida con signos de haber sido violada reiteradamente".

jueves, 23 de octubre de 2008

Las prolongaciones del ser


Todavía siento el repiquetear de las campanas. Cada paso que doy es un golpe de metal en mi cabeza. No quiero pensar, pero el sonido me conduce a esos recuerdos que me gustarían que estuvieran sepultados como su cuerpo, el cual en estos precisos momentos está siendo devorado por los miles de microorganismos que devuelven el polvo a la tierra.

Los recuerdos me perturban y no son los mismos que acontecieron en su realidad. En vez de verla con toda su maldad expuesta, sus malas intenciones, su egoísmo, sus ganas de liquidación, no puedo dejar de imaginarla como una buena persona, que es una pena que ya no exista en el mundo. Se trata de la gloria de los muertos, una vez perdidos se convierten en nuestros grandes mártires y vuelvo mi cabeza con pesar, porque me siento una tonta, alguien que necesita disfrazar la verdad para continuar su existencia y cierro los ojos y las lágrimas caen, se deslizan, ruedan y siguen cayendo. No lloro por la perdida que ya no existe, por ese cuerpo en descomposición o por su espíritu evadido en el cosmos, lo hago por mí que transformo las verdades en mentiras y prefiero eso a tener que cargar con ese peso que es reconocer en el otro su podredumbre existencial.

El camino se hace largo y no logro relacionar la realidad. Veo la pared extensa del cementerio, pero no existe. Si hay una pared, no puedo tocarla, mi cerebro no la percibe y si en medio de ese automatismo se me ocurriera cruzarla, con seguridad la traspasaría como papel; en mi mente sólo hay un continuo fluir, donde la corporeidad de los objetos se desintegran en un continuum de pasado, presente y futuro, aunque bien sería decir que el futuro no existe, es un blanco que se extiende más allá de toda previsión. Fumaría un cigarrillo para reincorporar ese futuro en mi campo visual, pero el humo se elevaría a la atmósfera para escaparse una vez más de toda posibilidad de ser asido.

Siento el desgano que se proyecta por mi cuerpo. Llego al final y cruzo. No veo el colectivo que viene hacia mí, porque en mi desvarío no existen automotores o quizás la niebla del futuro lo mantiene oculto. La cuestión es que el empujón de alguien y la ráfaga a mi espalda provocan que me desmaye en el suelo sin fuerzas, sin conciencia, son voluntad.

martes, 21 de octubre de 2008

Es pequeño, peludo, suave


Podría comenzar diciendo: "Es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón". Pero no es blanco como Platero, es su opuesto. Lo único que quiero es compartir la foto de... mi pareja felina. Y no estoy hablando zoofílicamente.

Cuando trabajo, se acuesta en el escritorio. Sí, tiene su lugar. A veces estoy concentrada en la pantalla y escucho un leve maullido; lo veo cabeza arriba (solamente la cabeza) y sus ojos de peluche. Ahí sé que quiere mimos. Lo acaricio y siento su ronroneo. Él sigue durmiendo, yo sigo trabajando. Pero a veces voy caminando y siento otro tipo de maullido, más largo, más grito de guerra. Cuando me doy vuelta, me encuentro con sus ojos de víbora y sé que me quiere atacar. Solamente hay dos métodos: o lo desarmo con mimos detrás de la oreja (para lo cual corro cierto peligro y lleva su tiempo) o debo defenderme con lo que encuentro a mano.

Cuando salgo del dpto. y alguna vecina se pone a charlar, a los minutos se escuchan sus alaridos detrás de la puerta y a la mañana es el primero que se levanta cuando se enciende el televisor, salvo claro está que sean las seis de la mañana y nos hayamos acostado muy tarde.

Es mi morrongo negro, tierno y agresivo. Es mi propia locura mimetizada en un felino.

lunes, 6 de octubre de 2008

El fin de la travesía


Después de haber recorrido un trecho sola, me encontré en medio de la nada. En realidad, el paisaje era avasallante. ¿Cómo explicar? La fuerza que generaba desabsorbía mis propios colores. Se me impregnaba la inmensidad en cada resquicio y su gravedad centrífuga me expandía en el silencio. Ya no era un pedazo de materia sostenido en un espacio y en un tiempo; era una energía sensitiva que abarcaba el páramo.


No me puse en contacto con mi ser interior ni con la fuerza suprema que uno debería encontrar en esos lugares. Simplemente creo que fue un paso más en una necesidad personal. Fue salir de la rutina y el encierro para contaminar mi vista y embriagar mis oídos.


Y sentí que volvía a recomponerme en una miríada de ensueños, de nostalgias, de escrituras incompletas, de pensamientos no dichos... para comprender que ahí estaba yo, sentada junto al río.


viernes, 5 de septiembre de 2008

La vida sin amores


Esta noche aprendí que no es cierto que no haya amado.

Siempre dije que sigo amando a todos los hombres que amé y siempre me dijeron que se debía a que justamente no había amado a ninguno. Y no es cierto. Solamente fue el miedo que no me permitió abandonarme en los brazos de nadie, en tener confianza en la mirada que estaba frente a mí.

Y yo confieso: "Sigo amando a cada uno de los hombres que amé".

Tuve grandes historias, cortas, intensas, enigmáticas, raras (no voy a dar nombres para no desplazar a nadie y para no priorizar a nadie). Puedo sentir mis amores platónicos y sonreír, puedo recordar los diferentes besos y suspirar, puedo percibir el roce de las otras pieles y erizarme, puedo recoger la penetración y sentir la fusión del otro en mi interior, su bombeo, mi agitación... y extasiarme. Tengo recuerdos maravillosos, porque son especiales. Todos diferentes.

Acá estoy... amando, siempre amando. Creo que ahí está la maravilla de amar: uno no puede borrar ese sentimiento.
Sí, vos sabés que te amo.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Desde la cárcel


Hay millones de motivos para que esté acá y ninguno es el real. La realidad se desvanece en los supuestos cuadros colgados en la pared, en las sombras que pululan amargas sin un sentido innato, mientras mi cuerpo se expande desnudo sobre las piedras que lo aprisionan en la oscuridad.

Quiero quebrar el aire y mi mano se detiene a mitad de camino, mientras el frío las paraliza en un aterido grito. La caligrafía se deforma ordenada por dedos chispeados de un dolor inaudible.

Y siento que estoy vacía y fría. Y siento que estoy a un paso de la destrucción y siento que las ausencias se depositan en los ladrillos que me encierran.

Sé que tengo que hacer algo, pero la inmovilidad sigue activa y no puedo enfrentar la atracción que genera la muerte.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Una mujer sobre el asfalto

Cuadro de Melanie Köhle
Había sentido sus manos sobre su cuerpo durante noches enteras. Sus pechos se habían hinchado ante el roce de su piel instigadora. El olor a sexo expelido por ambos se había concentrado en cada objeto de la habitación. Y ahora el amor había quedado entre las sábanas.
Sus palabras fuertes invadían el departamento cuando llegaba del trabajo; los moretones aparecían después de cada acto sexual o solamente después de una mala noche. No existía la tregua afectuosa, ni siquiera una mirada de deseo. Todo era ojos furiosos, dedos impiadosos, golpeteos sexuales violentos.
El cigarrillo en su pierna fue lo último. Ella se levantó de la cama para buscar su ropa que había dejado en la silla junto al ventanal. Él la siguió. No quería que lo abandonara. Era así, pero la amaba como nunca había amado a nadie. Tenía que entenderlo.
No midió su fuerza. No había sido su intención. Quiso retenerla entre sus brazos, pero ella trataba de zafarse. Se le escurría. En medio de los tirones, la zamarreó y con un empujón la alejó de sí. Dio contra la baranda, perdió el equilibrio y cayó.
No se percató del golpe. Sólo escuchó el crujido de sus propios huesos.

viernes, 15 de febrero de 2008

¡Feliz cumple, Virna!


Sí, hoy es mi cumple. Y tengo que reconocer que hay un largo camino andado desde la Virnita de la foto hasta la Virna actual, pero tienen algo en común: las dos siguen creciendo y lamentablemente todavía las dos quieren desarrollar sus capacidades.
Este año se presenta como algo especial. Es como que los 38 suenan maduros. No suelen gustarme los números pares y éste no es la excepción. Es la primera vez que no me gusta cumplir años, porque es la concientización de que sigo creciendo y nunca estoy completa. Pero justamente por eso creo que este cumple es distinto. Yo y mi Virna interior estamos acá para dar la cara y mostrarnos como somos: con nuestro cuerpo y nuestro espíritu al desnudo (y estoy hablando literal y metafóricamente). Y hablo en plural porque existen muchas Virnas (me suena al Exorcista: "Somos Legión"): la sociable, la jodida, la irónica, la contenedora, la fuerte, la débil, la romántica, la dark, la egocéntrica, la "tontita", la chusma, la exigente, la sensual, la juzgadora, la femenina, la descuidada, la que escucha, y la que no se escucha.
En realidad, ahora estoy frente a mí. Estoy yo y mi existencia.
Hoy es un día que quiero compartirlo conmigo misma.
Y gracias a todos por estar; de diferentes maneras, pero estar.

viernes, 25 de enero de 2008

Los laberintos del ser

Cuadro de Melanie Köhle



He dejado olvidado mi blog. Quizás fueron los nuevos vientos del 2008 que surgieron con las promesas de cambio (como siempre) y que las corrientes cotidianas barren con su impetuosidad.

Sin embargo, existen variaciones paulatinas que parecen imperceptibles, pero que van otorgando vitalidad y fuerza a este surgente ser insurgente.

Se trata de un sujeto que aflora desde lo oscuro. No deja de lado sus vicios y sus miserias, los reconoce, los saborea, los impulsa hacia adentro y los expone a la luz crítica.

Es un animal buscando su esencia vegetal, acostumbrado a los inalterables abismos del no existir, de la paciencia pétrea, del oscuro, neblinoso, repugnante morir.

Se asesina cada día cuando abre los ojos y siente la fuerza que lo amordaza a la lapicera para incrustársela en las venas y escribir con su propia sangre sobre su vida laberíntica.