Sólo nada el nadador, porque nunca nada el suicida.
Sol o nada es su elección en el océano de seres.
O sea, no quiere ser ese que es.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Felipe


Quiero que queden escritos los momentos lindos vividos con Felipe. Era Garfield en pinta: de un color entre naranja y marrón claro con una pechera blanca, gordo (visto desde atrás su cuerpo sentado era una pirámide perfecta), patas de canguro, cola larga de gato ladrón, un apasionado por el safari fotográfico. Su vida era comer y dormir, dormir y comer, muchos mimos.
Cuando llegó, pensábamos que era un gato mudo. Porque desde ahí abajo, un pompón que entraba en una mano, te miraba y abría la boca, sin emitir ningún sonido. Por suerte a los días se comenzó a oír un leve "HI" si te acercabas. No era mudo. En realidad, nunca emitió muchos maullidos, ya que para él era suficiente sentarse delante del lavarropas, donde estaba su comida, para que le den de comer o delante de la puerta del jardín para que le abran.
Si llamaba un remís a la noche para que me viniera a buscar, salían Mely, mi mamá y Felipe a despedirme. Así una vez un remisero preguntó cómo se llamaba el cachorro (de lejos lo había confundido con un perro).
Cuando apareció Sirius, tomó la costumbre de llamar la atención haciendo "peluche". Entonces por ahí estábamos todas concentradas mirando los expedientes X, y de repente alguien se daba cuenta de que Felipe estaba tirado panza arriba, con las patitas dobladas y la cabeza levantada para ver si alguien lo miraba. Había que levantarse y masajearle la panzuchi diciendo: "Peluche".
Muchas veces se lo encontraba "rezando". Vaya a saber uno el motivo, sin aviso, se paraba en dos patas y movía las otras en el aire como queriendo agarrar algo. Aguantaba varios segundos sin bajarse.
Hacía "gato malo" con el cesto de la ropa sucia. Se sentaba para esperar que uno le diera la comida si se lo ordenabas. Decías "Sentado" y él se sentaba hasta que le pusieras la comida en el plato. Le tomaba el agua a Sirius y le comía su comida.
A la tarde se acostaba en la mesa del jardín y desde ahí miraba a Sirius. Si éste se acercaba para olfatearlo o porque Felipe lo tentaba estirando las patas hacia él, le tiraba zarpazos a la trompa, que era esquivados con prontitud. Era un tipo de juego.
Bueno, creo que no es necesario explicar que Felipe era un gato especial. Todos los que me conocen saben sobre Felipe, vieron su foto o personalmente. Les pido que me manden un mail si se acuerdan de algo que yo les haya contado sobre él (aunque sea un dato mínimo).
Mil besos a Felipe.