Puedo pensar en desactivar mis emociones. Las ideas mudas en una boca muerta. El pulso convertido en una línea mortal.
Puedo inducir mi juego estratégico de torsos rebeldes e inadaptados, de rojos furiosos y olores purulentos.
Puedo gritar mi inexistencia a través del fluir de los sentidos y volverme una convulsión efímera de falsas creencias incorporadas en una infancia plagada de aullidos terroríficos.
Puedo creer que existo mientras mis células se integran al suelo ficticio.
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