Era una chica ingenua que pensaba que el mundo era un lugar perfecto, donde la naturaleza se expresaba mediante múltiples creaciones que crecían para desarrollar su esencia y dejar su presencia como una estela de polvo que va impregnando a otros.
Sentía un cosquilleo que la invadía cada vez que el sol tocaba su piel matinal y podía percibir el placer de la luz sobre cada poro. Absorbía la energía con fruición para llenarse de vida, mientras las ráfagas otoñales la envolvían, la circundaban, la penetraban...
1 comentario:
Qué sorpresa este texto, V.... logro ver a l atal Justine, y quier saber en què sigue su vida... Vas por la novela???
besos
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