Sólo nada el nadador, porque nunca nada el suicida.
Sol o nada es su elección en el océano de seres.
O sea, no quiere ser ese que es.

sábado, 6 de marzo de 2010

Patitas

Pies dorados engarzados en una cadena, una pata roja y otra azul, dos zapatos holandeses con dibujos en un azul agua, otros pies dorados más toscos, más significativos y una pata de la suerte que en algún momento fue anillo. Todos con una historia distinta van marcando mi existencia.
Diría que mis pies están en el aire y sólo la arcilla permite dejar mis huellas de alguna manera.
Me gustaría seguir las pisadas que hace años grabé en la arena, pero cuando me di vuelta, el mar se las había comido. Mi planta había quedado dibujada en pares que avanzaban con firmeza sobre el suelo fluctuante. Y ya no están. Queda esta pata con forma de cenicero para enlazar esa cadena cuyo dije persiste en su sustancia dorada.
Ahora mis tobillos se mueven para iniciar el baile y bailan.

1 comentario:

Hombre de familia dijo...

No hay nada más personal que las huellas. Y no importa que el mar se las haya comido porque la arena de la vida sabe reconocerlas.
Podrás recorrer nuevamente el camino que marcaste, podrás bailar..podrás hacer lo que quieras.