Sólo nada el nadador, porque nunca nada el suicida.
Sol o nada es su elección en el océano de seres.
O sea, no quiere ser ese que es.

viernes, 5 de marzo de 2010

Distintos encuentros

A veces el sol toca mi piel y siento cómo se eriza, incluso percibo un cosquilleo que se extiende sobre la superficie y que me gratifica. En esos momentos cierro los ojos unos segundos para poder captar y encerrar esa delicia acariciante que imprime recuerdos en mi retina. Me sosiego y me desvanezco entre besos incansables, entre susurros jadeantes, entre movimientos incipientes. En realidad, soy una planta mecida por manos desconocidas, que gime ante la presencia del calor, que recibe humedad en sus raíces, que tiende su tallo hacia el aire que lo contiene. El agua comienza a deslizarse a través de los estomas y surca por los pliegues naturales. Finalmente, el oxígeno inunda las salidas y sale en explosiones fúlgidas.

No hay comentarios: