Sólo nada el nadador, porque nunca nada el suicida.
Sol o nada es su elección en el océano de seres.
O sea, no quiere ser ese que es.

viernes, 31 de julio de 2009

Sangre sobre la arena


Calma. Acostada sobre la arena escucho el retumbar de las olas, mientras ráfagas inciertas fustigan la superficie candente de mi cuerpo. Cada inspiración es un sorbo de azul que hiende mis tejidos como un veneno que recorre mi órganos y los cristaliza.

Siento mis latidos punzantes, junto a los suyos, un poco desacompasados. Puedo percibir el hálito vital que recorre sus venas y me embriaga. Fluyo por esa corriente que me invade y es como si entrara en su cuerpo. Me deslizo sin pausa, imperceptiblemente para adueñarme de cada pensamiento fugitivo. Pienso a través de sus propios hematíes y me expando como un cáncer por todo el organismo.

Dejo descansar mi mano sobre su torso y entierro mis uñas para traspasar sus músculos y desgarrar un sabroso pedazo de carne fresca.

3 comentarios:

Vera Zagui (seudónimo) dijo...

No pude contenerme. Acá está la versión virnesca del texto anterior.

¿Cuál de los dos es más interesante?

wally dijo...

me encanta la cosa hiperdetallada de la prosa!!!

walter

Marta dijo...

no sè cual sea mejor... pero èsta es Virna!!!!
creo que si uno sabe cuàl es su estilo, ya que hay mucha gente que escribe intentando uno cada vez, bueno, si vos tenès el tuyo, V., no lo desaproveches y seguì en èl. Ahhh, a travès tuyo vi las increìbles pinturas de Melanie, `gòticas, romànticas, no `se, impresionantes. què bueno que ella ilustrara tus textos!!!! me imagino un libro con el texto de un lado y la ilustraciòn del otro!!! ya han de haber hecho alguno asì, seguro, no? abrazotes, M.