Es difícil una declaración de debilidad.
Estoy llorona.
Ya no son las lágrimas por la identificación con algún personaje de película (La fuerza del cariño, tal vez) ni tan siquiera por algún recuerdo inesperado (la confianza en alguien ajeno a mí).
Yo frente al espejo y los ojos húmedos, la cara roja... sin nada más que mi alma vestida de un cuerpo desnudo.
Lloro de la bronca, porque me siento indefensa. Me rebelo al ver caer las escamas que formaban un centro seguro y desierto.
Lloro sola y por mí: para verme partir en un barco de papel hacia esos lugares que siempre mantuve lejos.
Tiendo mi ser sobre la cubierta, mientras mi piel recibe el placer que llena cada poro de luz. Navego a la deriva, sin control de mi mente.
4 comentarios:
No podrìa sentirme ma`s identificada con esta persona que ve caer sus defensas, V., cuando leì este escrito me di cuenta de que debajo de estas escamas, debe haber otro material, quiz``a un grueso cuero, que nos proteja en otro tiempo, en esta nueva etapa. Cambios de vida... cierres... visiòn de un futuro que quizà no nos gusta porque no lo conocemos... serà??? Gracias V. por esta refle`xiòn, me llegò muy hondo... Mil besos, Marti, tu nueva seguidora!
segui para adelante como siempre,y que los hipocritas y debiles no te tiren abajo,que esas lagrimas te den fuerzas para llorar por esas cosas que lo valen,besos.
Todo llanto tiene cierta dosis de alivio aunque éste dure instantes. A veces, saturados, despotricamos con bronca...para volver a llorar.
Gracias a todas las personas que se pensaron que era mi propio ojo el de la foto.
Publicar un comentario