Vinieron los Reyes Magos durante la noche y me envolvieron con sus mantos para que me sintiera protegida. Dormí acariciada por sedas orientales que me sumergieron en aguas turbulentas. Amanecí con el cuerpo erizado y la mente evaporada en aires hedonistas.
Un día mágico de toques infinitos, de ansias agitadas, de respiraciones finales.
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