El muro había sido blanco en algún momento de su construcción y quizás haya sido blanqueado con cal centenares de veces, pero aun así las manchas de sangre podían verse con nitidez. Siempre había pensado que esas paredes eran parte de un pasado ya histórico.
Hacía unas horas era el líder de su pueblo y ahora estaba parado ahí. Los gritos militares lo habían despertado en la madrugada y, a pesar de que quiso explicar que era el presidente, lo esposaron y se lo llevaron.
Sintió el frío del cemento en sus manos inmovilizadas cuando apoyó la espalda contra la pared. Mirando al pelotón, pudo imaginar a la gente que había confiado en él y que abandonaba de esta manera; vio los rostros de su hijo y de su esposa en medio de la noche y una lágrima se escapó de su ojo derecho, mientras escuchaba su propia voz que declamaba sobre la libertad y la democracia. Sus palabras habían llegado lejos y habían sido escuchadas por hombres de negocios que decidieron que era un buen anzuelo para promocionar el producto de su empresa.
Percibió el silencio absoluto antes de que las balas alcanzaran su cuerpo. Y mientras caía sobre la tierra húmeda de la mañana, una paz protectora calmó el dolor abrasante de las heridas.
2 comentarios:
Como siempre, Virnis, con la justeza que da la visión descarnada de la realidad. ¡¡Gracias por tus regalos tan contundentes!!
Un abrazo
Ana
Yankees de mierda, todo porque apoyaba a chavez. Hablo de lo de Honduras.
En realidad no son los yakees, es el poder detras que usa a los yankees. Si, hablo de los tucanes.
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