Está lloviendo y la noche está afuera esperándome. Quiero ser otra vez la persona que fui hace mucho tiempo. No más joven, sino alguien que confía en todas sus fuerzas y en todos sus sentidos.
El cielo se oscurece y ya estoy por salir. Tengo que moverme con cuidado, porque cualquier individuo es altamente peligroso, con actitudes imprevisibles y pensamientos incontrolables.
En cuanto mi piel siente la oscuridad, me vuelvo feroz e insaciable. Necesito despedazar un cuerpo para saber que mi poder es superior a cualquier débil humanidad, mientras el sabor de la sangre se inyecta en cada poro de mi ser, y lo nutre de mayor sabiduría y de plenitud vital.