Recién nos habíamos levantado. Yo me puse a trabajar y él comenzó a dar vueltas por ahí. De repente escucho el ruido de hojas secas y pienso: "Mmm otra vez". Entonces sin darme vuelta le digo: "¡Basta! Dejá esa planta tranquila". Como al rato vuelvo a escuchar el mismo sonido, me levanto y veo a la pobre, mustia y seca en su lugar. Tomo de la cara a mi minino y le susurro: "Entre que no le doy agua y vos te la comés, la estamos matando".
7 comentarios:
Sí, Pau, es la planta que me regalaste.
No se preocupen, Virna mato un cactus.
Por eso no tengo plantas, ni arbolito de navidad puedo poner.
¡Castradora! Pobre gatito, con qué querés que juegue ¿eh, con un ratón? Yo te le voy a regalar uno, a ver si lo dejás tranquilo.
Plumas: ¿es cierto lo que decís? ¿ni siquiera mate le dio? ¡Qué mina, por favor!
¡Claro! A falta de comida el pobre gato está descubriendo las bondades de la comida vegetariana.
Primero: tenes que darle el ejemplo al gato (dichose de paso: el gato "tiene un nombre"), empeza por regar la pobre planta; es un ser vivo!!! estas torturandola!!!
Segundo: el gato tiene que hacer algo; es un gato! necesita incentivo intelectual; comprale alguno juguetito ... que clase de madre sos!
Ay, pobre planta!!!!!
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