Sólo nada el nadador, porque nunca nada el suicida.
Sol o nada es su elección en el océano de seres.
O sea, no quiere ser ese que es.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Rosa salvaje


Él entró en su casa diciendo que se había perdido. Sólo necesitaba un teléfono para hacer una llamada. Vio su sonrisa honesta y le creyó (luego supo que la honestidad no era una cualidad inherente de la boca y todo lo que uno ve puede ser falso).
Mientras se dirigía a la cocina (iba a ofrecerle un café), sintió un fuerte golpe en la cabeza, sus piernas se aflojaron y su conciencia se fue cayendo hacia el suelo.
Cuando volvió en sí, se encontró con el torso del hombre sobre su cara y sus movimientos en frenesí golpeaban su cuerpo reventado, en tanto su respiración vehemente hacía caer un líquido corrosivo; cada gota de sudor que la mojaba penetraba a través de su olfato en una sensación de arcadas que no podía ejecutar por la presión sobre su pecho.
Exhausta sobre la cama, era una masa informe que a duras penas podía oxigenarse. Casi en tinieblas percibió que la trasladaba. Fue depositada en la bañera llena y mientras ella se deslizaba hacia el fondo, el agua adquiría un tono violáceo.
Así la encontraron, rodeada de rosas salvajes que flotaban y se enredaban entre su pelo oscuro.
Tomando como base el tema de Nick Cave y Kylie Minogue

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