Sólo nada el nadador, porque nunca nada el suicida.
Sol o nada es su elección en el océano de seres.
O sea, no quiere ser ese que es.

jueves, 26 de agosto de 2010

Tiempos blancos

Ya no sé dónde se escondió ese estremecimiento que me invadía cada vez que te miraba a los ojos.
Ya no recuerdo cómo recorrer tu cuerpo con los ojos cerrados para ser invadida por ansias febriles.
Ya no existen sentimientos ni sensaciones plenas.
He quedado vacía sobre la cama.
Son olvidos de muchos cuerpos sin nombres, sin rostros, sin pensamientos, sin almas.
Son presencias que estallan en mi cabeza cuando quiero dormir y se escapan por la puerta entreabierta para merodear por calles inciertas o viajar en vagones vacíos de existencia.

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