Sólo nada el nadador, porque nunca nada el suicida.
Sol o nada es su elección en el océano de seres.
O sea, no quiere ser ese que es.

sábado, 22 de mayo de 2010

Bajo la tierra

Siento frío, Heathchiff. ¿Podrías abrazarme? Necesito tu calor, preciso tu protección. Me encuentro sola bajo la tormenta y la oscuridad no me deja verte.
Anoche soñé que mi cuerpo se hundía en el barro del cementerio y que poco a poco iba perdiendo su consistencia, en tanto mi espíritu te buscaba en los rincones de Cumbres porque eras mi asesino.
Sé que desde que te casaste con Isabella una nube tóxica entró en mis pulmones y empecé a respirar un aire rancio que fue pudriendo mis órganos vitales, pero todavía estoy viva. Mi corazón late con fuerza pensando en vos y un cosquilleo me impele a tocarte. Si estuviera muerta, vos estarías conmigo; tu alma me pertenece, puede separarse de tu cuerpo, pero no de mí.
¿Estás ahí? Puedo escuchar tus bufidos. Ahora cuando la luna se asome, podré contemplar tu rostro. Entonces buscaré tu boca para mordisquear tus labios y para que tu lengua me penetre con frenesí, como antes, como siempre.
Ahí estás. Una lágrima surca la tierra que se secó en tu mejilla. Extiendo mi mano para levantar tu mentón. Sin embargo, mis dedos no encuentran ninguna resistencia, sólo consiguen deslizarse en el aire. ¿Estoy soñando?

1 comentario:

Marta dijo...

me encantò!!!!!!!!!!!!!!! amores de leyenda... cumbres borrascosas.. què precioso... no se cuàntas veces lo leì... nunca me canso de hacerlo!!!! precioso!!! Gracias Vir.