No sé si mi ángel de la guarda es alto o bajo, gordo o flaco, rubio, morocho, pelirrojo. Tampoco conozco su nombre ni su dirección ni su teléfono. Pero siento su presencia junto a mí cada vez que abro los ojos.
Estuvo conmigo cuando me operaron y me dieron los resultados de que no había cáncer en los colgajos de piel que me extirparon. Fue el que, cuando decidí tener mi primera relación sexual, me dijo: "Con ése no". También me acompañó cuando recibí el título de licenciada en Letras y es el primero que lee lo que escribo. Es el murmullo del mar que recuerdo de mi niñez y se transforma en gato negro para estar a mi lado mientras duermo.
Es un ángel alerta, que cuida cuando cruzo la calle sin prestar atención, que me acaricia la cabeza al notar que estoy preocupada o que me toma del hombro cuando ve que estoy por avalanzarme sobre la persona que tengo enfrente. Me susurra melodías que no entiendo, me acuna entre sus brazos cuando viajo en tren... es mi ángel sin nombre.
3 comentarios:
me encantó!!!!!!!!!! es hermoso!!! Besote
Sinceridad y ángeles dan un buen resultado. Ahora te conozco un poco más.
en tu caso se transforma en gato, en mi caso, se transformarà en perro? yo creo que no hay un solo angelito, V., creo que en algunos casos hay màs de uno!!!!Abrazotes,
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