Sólo nada el nadador, porque nunca nada el suicida.
Sol o nada es su elección en el océano de seres.
O sea, no quiere ser ese que es.

jueves, 28 de mayo de 2009

Delirios ferroviarios

Siento una mirada que no había vuelto a ver desde que la perdí en un tiempo de deseos no dichos y olvidos desterrados de melancolía. Quiero volver a escribir sobre cientos de pensamientos que se me cruzan en momentos de intranquilidad y también de sosiego. No comprendo mi interior revolucionado por heridas que siguen estando y no puedo ubicar su origen. Son sentidos que se pierden en la insensibilidad, son ruidos que no motivan el movimiento ni encienden luchas ni frentes anteriores. Vagos centinelas se apostan en las murallas que he construido para sobrevivir en una época de inciertos temores y de regresos nunca concretados. Volver la mirada hacia la propia vida, hacia el propio fuego y creer que nada se desvanece en un tiempo pasado. Los recuerdos pueden surgir en nuestra mente, pero en realidad, no existen, incluso son desfiguraciones que nos inventamos; no son las mismas caras y mucho menos son las mismas palabras.

2 comentarios:

Plumas dijo...

Esperaba encontrar una digana puteada a TBA u_u

Anónimo dijo...

Virnis, qué bueno que son los ires y venires del recuerdo, las marchas y contramarchas de la memoria que uno no gobierna (¡por suerte!), lo cual nos indica que el latido vital que nos sostiene permanece intacto. Tal y como nos concibió.
Abrazos y besos para una creadora sin fin.
Toda mi admiración y cariño
Ana